Comentario de Julia Wong sobre «Novela suvenir»

Comentar un texto no es bueno. Ustedes deberían comprar el libro. Creo que las editoriales nos invitan como un acto de resistencia a la apatía, asegurándose que el público se encuentre convencido de lo que va a comprar.

Este es un tiempo insólito para la creación literaria, tiempo de flujos y extrañas solidaridades. El Zeitgeist promueve captar la energía del movimiento para la creatividad. Casi al azar los autores se mueven por diferentes partes del mundo, escriben obras imprevistas o son convocados por órdenes secretas para intervenir en el proceso de un libro hasta llegar a las entrañas del lector y difuminarlo en conocimiento puro. Así que aprovechen esta oportunidad. No se repetirá. Les garantizo que saldrán guapísimos después de comprar Novela suvenir.

Después de la grata impresión por ser elegida para comentar la segunda edición, versión peruana, texto de Maria Alzira Brum natural de Sao Paulo, Brasil. Editada por Punto de Narrativa, a cargo de Aldo Ocaña y Pepe Donayre, me vino un ataque de nervios de los que les vienen a las enamoradas, o personas que se han ganado un viaje a Madagascar con todo pagado.

Es un placer estar aquí esta noche y no es floro, como decimos en Lima, sino una exquisitez comentar y compartir con Maria Alzira a quien tuve la suerte de conocer hace poco. Desde ese encuentro se han venido despertando canales dormidos de mi cuerpo objeto que venía regodeándose de ser madre de una niña casi santa y a la que había atribuido el error de encontrar la felicidad. A Maria Alzira le faltaba agregar que la maternidad infeliz es otra motivación para los escritores de Cantina.

El libro de Maria Alzira me despertó de un letargo, no sé si proveniente del doping general de la velocidad globalizada por el recargo de información o consumo exagerado de sobreproducción creativa.

Un tanto agotada de ser vagabunda a la caza de souvenirs como único paliativo al final de cada experiencia de viaje, pase a tomar una siesta de casi tres años entre los aires pasionales de la capital argentina y las arenas de Chepén.

Con este libro souvenir despierto.

He dividido mi comentario en tres partes para hacer más amena mi diatriba y la interpretación del texto como texto, además de darme el lujo de compartir mi opinión sobre Maria Alzira como escritora en el cosmos de la literatura actual, donde como la autora misma describe, lo hace… «en la línea de exploración ficcional de lo biográfico, lo histórico y lo social bajo lenguajes y códi­gos contemporáneos, como el fragmento y el hipertexto, en la frontera entre las áreas de conocimiento, las culturas, las artes, los idiomas y los géneros literarios.

La última parte la usaré para contar mi experiencia como lectora de Novela suvenir y las experiencias espejo que el relato me provocó, cometiendo el incalculable efecto salvador de ciertos aspectos de la realidad mejicana y destronando a los souvenirs estrafalarios que traje hace algunos años de ésas tierras.

Por toda esta novedosa experiencia desde el día en que recibí el mail de Pepe, hasta veintitantos días después donde se ha suscitado todo un proceso regenerador con novela bajo el brazo, sobre la cabeza, en la mesa de noche, en el baño y en la playa… ahora puedo presentarla con orgullo ante ustedes, por los dos idiomas combinatorios que son el símbolo expresivo que nos comunica, por el mestizaje histórico, cósmico, geográfico, simbólico que es la base creativa del continente americano y por la belleza de una visión llena de soltura y humor logrando que las experiencias más terribles puedan volverse un hermoso souvenir transportable y digno de ser compartido .

1. Un texto escrito en idioma extranjero

El primer gran wow para este libro, este wow es una expresión globalizada y multiculti digna de las vanguardias políglotas cosmopolitas… es que está escrito en un idioma que no es la lengua materna de la creadora, igual que Siu Kam Wen cuando escribió El tramo final o mis primeros poemas en alemán que terminaron en las manos de algún buen ladrón.

Ese wow no viene por el grado de dificultad de crear en otro idioma. Los que hemos vivido en lenguas extranjeras y hemos aprendido a comunicarnos en ellas mejor que en nuestra propia lengua incluso a sobre pasar limitaciones prácticas que la nuestra nos impedía, sabemos que no se trata de algo cerebralmente difícil, se trata de una intención de crossing de ir hacia el otro con todo el corazón, en un acto desesperado por entender y ser entendido. Allí está el wow, en que Maria Alzira demuestra con este libro que su cross hacia el español desde el portugués, lenguas parecidas en el alfabeto y en la raíz latina romana de ambas, pero tan diferentes como las canciones de Maná frente los Fados de Amalia Rodrigues, ha sido un éxito.

Maria Alzira dice que escribió el texto por encargo y por dinero, creo que más allá de eso hay en Maria Alzira una intención de demostrar excelencia en una lengua vecina a veces amiga, a veces traicionera que facilita la comprensión de un nuevo entorno que ella necesita conquistar mentalmente para poder actuar, no como turista que compra souvenirs sino como propia de la zona.

Este texto en español desde su formulación es una apropiación paulatina del lenguaje mejicano simbólico traducido a una experiencia multimedia personal, necesaria para comprender algún Veracruz y así también hacer de ése Veracruz un segmento de historia que le toca vivir a Maria Alzira mientras vive una experiencia creativa en la Residencia Artística .Considerando que el primer nombre que tuvo el Brasil cuando Pedro Alvares Cabral, llegara a ésas costas en mil quinientos, fue precisamente Vera Cruz, no queda duda que Maria Alzira es La Escogida.

A medida que avanzaba en la lectura del texto sentía que iba teniendo un objeto colorido en las manos. La edición mejicana es muy Kitsch, como muchas cosas pop mix de la posmodernidad sudamericana, donde se mezclan raíces hispanas más expresiones propias de la sangre y el sudor indígena más influencia yankee, más globalización (made in China, virus rusos y vacaciones en Australia).

Desde la numeración de las páginas, los dibujos escogidos el mapa (vale agregar que el recurso del Mapa, como lo hiciera Onetti o Goytisolo es una intención samaritana de ayudar al lector con una diagramación tridimensional de la ficción ) mostrando un colibrí que no es otro que el colibrí del calendario nazca peruano y sobre cuya majestuosidad dice Brasilia, ella cosificó Veracruz en Novela suvenir casi como una mamushka con cara de Pelé y hecha en China de donde iban saliendo sorpresivos objetos similares en su sofisticación geográfica y creativa.

La edición peruana es menos souvenir y más texto sagrado. Punto de Narrativa se ha encargado de hacer un libro más sobrio y clásico del primer bosquejo. Le llamo sagrado porque la atención va al metalenguaje del texto más que a las iluminaciones de las imágenes y los adornos externos.

Creo que en Novela suvenir Maria Alzira descubre como Méjico ha hecho una teocracia de las mujeres jóvenes a las que ensalza de la manera más extrema para continuar la tradición y el refuerzo de su cultura que sin esta creación de divinidades, desaparecerían especialmente teniendo un vecino tan iconoclasta como son los Estados Unidos.

De todas maneras, el texto trata de ser un arrebato bastante irreverente contra estas costumbres arraigadas, el kitsch social y la develación de un marketing subrepticio para el continuismo del poder por grupos que se vinieron estableciendo desde la conformación de las culturas originarias de América. No pude evitar comparar a los buitrones, los que nunca, gobdas y limaches, con los cacicazgos, grupos, clanes, asentamientos similares a las culturas pre incaicas. Asociar el poder a la fuerza animal, es parte de las religiones animistas pre cristianas, que permiten mantener un ecosistema natural con el entorno, sabiéndonos rodeados de una exuberante magnánima fauna y flora salvajes que hacen del continente suramericano un territorio diferente para el desarrollo de divinidades y pasiones.

Supongo que para un gobda, un limache, un colibrí, un buitrón o uno que nunca, Vera cruz era inspiración suficiente para transformarse energéticamente en lo que fuera necesario para la defensa de su territorio. A través de la pluma de Maria Alzira un ornitorrinco o un jaguar se vuelven niños santificados.

El libro souvenir de Maria Alzira, revela en mucho del pasado, también algo de la post modernidad gringa en aspectos técnicos comunicativos, más su mano del artesano que hace la magia combinatoria.

Tuve la oportunidad de leer hace algunos meses La Orden Secreta de los Ornitorrincos, texto que Maria Alzira ha publicado en el Perú con Borrador Editores y no pude evitar encontrar paralelos y ciertos aspectos de escritura creativa moderna, originada no sé donde, pero que desde hace un poco más de una década viene siendo el laboratorio de intelectuales latinoamericanos con un touch muy especial al que yo le denominé el «Bellatin Touch», porque Bellatin fue uno de los precursores de esa ars comunicativa, lúdica y triunfante muy bien coordinada en sus textos. No sé si él es el culpable, pero en varias de sus novelas lo encuentro casi como una marca registrada. Y quizás estoy ideologizada con esta idea porque sé que Maria Alzira ha tenido una experiencia pedagógica de escritura creativa en la misma escuela.

Leyendo Novela suvenir no pude evitar asociar expresiones de La Orden Secreta de los Ornitorrincos, confirmando que hay toda una corriente que reúne en un costoso y lujoso resumen personal muchos mitos, pop art, periodismo, novela corta, poesía, crónica salvaje y hasta fotografía en este nuevo esquema de producción que se vuele casi una experiencia palpable, donde imagen y palabra provocan un sentir en movimiento que pretende acercarse a lo cinematográfico, porque la transmisión del texto se visualiza con las imágenes también dadas por el autor.

Sobre la verdadera existencia de las niñas santas, el origen de Veracruz y las convinience stores, no me queda ninguna duda después de leer el texto. Me gustó mucho esta construcción mezclada con las necesidades estéticas de Maria Alzira, por ejemplo ese verso que habla del rock metal y dice que los gobdas están hechos de guiones sencillos y rock metal. Ella agrega dulcemente… también yo lo creo. Me fascinó esa intervención.

2. Sobre Maria Alzira… Ser brasilera en el mundo hispano.

Antes de conocer el Brasil, preguntaba a amigos que ya vivían o estudiaban allá o que venían de vacaciones, ¿es tan santificado el fútbol?, ¿qué tal las playas, los garotos y garotas? Siempre muy hambrienta de escuchar que me contaran los que ya disfrutaban una experiencia en ése país, ya sea de índole turístico o académico. Pero nunca con muchas ganas de desbaratar el armatoste de prejuicios clichés carnavalescos y novelas brasileras.

Mi larga estadía en Macao siempre me hizo respetar y admirar al Portugal desde su intención descubridora y colonizadora de nuevos mundos, mucho más que a España. Portugal para mí era el modelo de una corona que se vuelve súbdita para elevar su creación. El padre que se hace hijo con todas sus letras y sus puntos.

Entonces se me ocurría que teniendo el Brasil ya el magnánimo sello de Portugal, que fuera el único imperio que le puso a su colonia un nombre tan poético como Colonia Bella de la república portuguesa, y que en algún momento junto al Algarve formaran un reino unido con características muy sui géneris. No dudaba que desde su constitución generativa el portugués de Brasil, debía ser un territorio vasto como su mapa, real maravilloso, en constante construcción, estrafalario y condecorado por los dioses para ocupar un lugar especial en el desarrollo espiritual, técnico y artístico de la humanidad.

Pero nada fue razón suficiente para sentirme atraída por el gigante verde amarillo. Me invitaron al Brasil para curarme del mal de amores no correspondidos. Gracias a un amigo, tuve la suerte de pasar unas semanas impresionantes e inolvidables desde el Chui, frontera con el Uruguay hasta Rio de Janeiro.

Viniendo Maria Alzira de un mundo así, mundo único, armonioso, donde hasta la violencia parece un baile de máscaras, con jerarquías propias, envuelto en belleza, cadencias, eternidades inigualables, supongo que todo el resto de Suramérica hispana se vuelve una cosa para un brasilero, esa cosa necesita ser limitada, exaltada, descrita, especificada, moldeada, hasta que desde las manos y ojos brasileros, salga un objeto perceptible, que pueda ser llevado de vuelta a casa.

Creo que ningún otro hispano americano hubiera podido hacer de una ciudad una experiencia material, musical, sensual y comunicativa. Creo que El consejo de la gran celebración que dio e encargo a Maria Alzira, sabía a quién le estaba pidiendo tamaña tarea.

Sólo una brasilera ha podido construir Novela suvenir y regalar un Veracruz al mundo desde esa elucubración casi bruñida de la historia, modernidad y simbología de una ciudad que se va creando desde las neuronas de Maria Alzira para mostrarse como un proceso transformador.

Desde La Orden Secreta de los Ornitorrincos, Maria Alzira da unos pasos casi de baile de salón, entre humo y nubes, de percepciones, mass media, música, situaciones, relatos, un poquinho de biografía personal y ligereza, hasta obtener el maquillaje buscado.

Ambos libros son un viaje instantáneo al universo que ella describe. Se me ocurre que debe ser una especie de acertada religiosidad brasilera mezclada en un abrazo fraternal a Amerindia hispana, lo que le permite descubrir una otredad singular desde su formación en lengua portuguesa.

3. Una lectura esquiva

No se buscan intencionalmente espejos… ellos aparecen y en ése espacio singular donde texto y lector se vuelven uno, suceden cosas inexplicables. En Novela suvenir uno se vuelve actriz maquillada por la lectura o niña santa. En el peor de los casos buscará un guitarrista manco para que le haga el amor.

Un ojo mira un caleidoscopio casi con adicción para ir nombrando las formaciones distintas de las formas, cuando se van formando figuras increíbles y nunca iguales. Cuando niña, he tenido caleidoscopios de diferentes tamaños, iba nombrando a la flor, la estrella, la estrella de china, la estrella de Chepén, la rosa náutica, la isla con Robinson, la isla sin Robinson, etc.

En este relato he sentido que cada fragmento me iba dando una forma irreconocible, aunque el subconsciente o paralelo interpretativo iban formando una suerte de escalera que me iba elevando hacia una altura salvífica. Me parecía que alguien quería rehacerme el rostro. En todos los países amerindios, incluido el Brasil hay niños santificados, alguna foto del libro me hizo recordar a Sarita Colonia u otros personajes argentinos. Pienso que los suramericanos tenemos una gran necesidad de sobredosis de inocencia por la misma dureza de la vida que nos obliga a ser adultos y a volvernos asesinos en nombre de la pureza.

En ése juego visual interpretativo, otros factores placenteros y también recuerdos vinieron a mi mente. En cada re lectura, iba reconociendo algún paraje de Méjico, a algún mejicano, a mi misma en diferentes instancias, como una epifanía sicológica que empieza a develar misterios innombrables. Pero no excluye que cada lector tenga una experiencia individual y transformadora. En todo este proceso sufrí una conmoción humorística por primera vez en muchos años, pues el tema de Méjico, mitología niños, no era una combinación muy estética y menos agradable.

Que grande como dicen en Argentina, la capacidad de Maria Alzira para desatar nudos infrahumanos de grupos étnicos encontrados, como ha sido el proceso de lenta homogenización en Suramérica, después de guerras sangrientas, entre colonizadores, colonizados, vecinos y antivecinos.

Otro plus ultra fue encontrar algo tan personal como que Maria Alzira escribe Novela souvenir a través de un texto encontrado en una lap top robada. Me fui del Perú en el 2003, achacándole a Lima ser una ciudad insegura donde me robaron una lap top con una novela fragmentada sobre mis casi diez años fuera del Perú, de la que no tenía copia y no había forma de recuperar. Dicen que el universo entrega con creces lo que uno da, y que los robos no son otra cosa que liberarnos de lo que no sobra. Durante diez años me dediqué a juntar información ciertamente disuelta, pero con un matiz de excesiva tristeza y hasta amargura. Creo que si yo misma hubiera trabajado los textos, hubiera intentado suicidarme seguramente con éxito. Perder la lap top fue una forma de liberarme de ese material… Ahora fuera de esoterismos baratos y autoayuda de salón de belleza provinciano para superar pérdidas, quiero creer que Novela suvenir está escrita en parte con ése material. Así se cierra el círculo perfecto.

Maria Alzira me ha proporcionado un momento oportuno con una distancia crítica saludable para que pueda volver a sentirme parte de la leyenda de los escritores o artistas que buscan formas de expresión, en alas de colibrí y en otras latitudes. Se me ocurre que después de la lectura, nacerá un híbrido de Gobda, con tatuaje de ornitorrinco, alumna de algún escritor argentino que empezará a diseñar mapas con baterías que al apretar el switch, se escuché hard rock local, ofrezca tragos gratis en alguna Cantina y una sesión gratuita de make up para seguir promoviendo la escritura y salir en alguno foto famosa que le permita ir a un Carnaval brasilero.

Muchas gracias.